MACQ
MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO QUERÉTARO
PROGRAMA GENERAL DE ACTIVIDADES
Del 23 al 25 de septiembre 2021, una Conferencia magistral, un Taller dirigido a niños y jóvenes, un Panel y una Activación performática.
Participan Sandra Romero Hidalgo, María Antonia González Valerio, Doreen A. Ríos, Andrea Fuentes Silva, Silvia Piña Romero, Gabriel Pareyón**, Mauricio Sotelo, Paola Everardo, Eurídice Navarro, Héctor Exandro, Ezequiel Steinman, Rodrigo León, Ignacio Plá, Minerva H. Trejo** y Alejandro Ortiz.
Todas las actividades se realizaron para público en general, sin costo, y se transmitieron por las Redes Sociales del MACQ y de Mosaico genético en México: una mirada desde las artes (www.facebook.com/mosaicogenetico).
JUEVES 23 de septiembre 2021, 18:00 HRS.
Conferencia magistral «DESBORDANDO EL ORIGEN»
Imparte: María Antonia González Valerio.
«Seremos humanos por un rato. Y en ese rato habitaremos un territorio. Muchos. ¿Desde dónde? ¿Cómo se habita un territorio? Los territorios son desplazamientos…», podemos escuchar en DESBORDANDO EL ORIGEN, conferencia de María Antonia González Valerio, el pasado jueves 23 de septiembre.
VIERNES 24 de septiembre 2021, 18:00 HRS.
Panel: «Arte y Ciencia, diálogo abierto»
Una mirada desde las artes y las ciencias a la diversidad y las identidades, a partir de las experiencias y especialidades de Doreen A. Ríos (curadora), Silvia Piña Romero, Gabriel Pareyón**, Andrea Fuentes Silva, Paola Everardo Martínez y Sandra Romero Hidalgo, con la moderación de Alejandro Ortiz González.
SÁBADO 25 de septiembre 2021, 11:00 HRS.
Taller “Orí-genes” (arte y ciencia), dirigido a niños y jóvenes.
Lxs participantes pudieron conocer qué es el ADN y cómo nos ayuda a estudiar los orígenes de nuestra especie, desde las migraciones humanas hasta los últimos avances tecnológicos, a través de restos fósiles, registros arqueológicos y los estudios genéticos. Se realizó una experiencia para extraer el ADN de una fresa.
SÁBADO 25 de septiembre 2021, 18:00 HRS.
Activación performática
Presentó la compañía Bioscénica: cuerpo digital y transdisciplina, con la participación de Eurídice Navarro, Mauricio Sotelo, Héctor Exandro, Minerva H. Trejo**, Alejandro Ortiz González, Ezequiel Steinman, Ignacio Plá, Rodrigo León, Silvia Piña y Sandra Romero Hidalgo.
Trailer Orígenes
¿Qué tan cierto será que Dios no juega a los dados con el Universo, como postulaba Einstein?
¿Será posible que todo esté determinado, de principio a fin, en nuestras vidas? ¿Que nuestro camino esté trazado previamente, y sólo nos toque seguir el plan maestro? ¿Qué hay del amor, del accidente, de la duda? ¿También están planeados?
Si la vida es una cadena de acontecimientos escritos en un libro del que sólo nos vamos enterando conforme lo vamos leyendo, o mejor dicho, conforme lo vamos viviendo, ¿qué somos entonces, actores y actrices en un papel en el que todo está dicho y hecho de antemano? ¿Actores en un rol que alguien más ha escrito, y que no podemos modificar?
¿Entonces el libre albedrío, la decisión individual y la voluntad, son simulacros, engaños, autoengaños?
Cuando jugamos con el Azar, ¿no estamos en realidad siendo parte de un juego mayor?
Dios mueve al jugador, y éste la pieza, dice Borges, ¿qué Dios detrás de Dios la trama empieza? ¿Seremos tan sólo el sueño de alguien que nos sueña?
Mi abuela materna, de nombre María Cristina, nacida en la Ciudad de México, divorciada, era una mujer muy bella, despampanante, diría yo. Del estilo de Sofía Loren, Sarita Montiel, Miroslava, Elsa Aguirre. Una mezcal de raíces y geografías. Le debo a ella mi pasión por la literatura policiaca, y el saber leer un reloj. No puedo fijar en mi memoria el primer instante en que apareció en mi vida, algún momento singular que pueda identificar como el primer encuentro consciente de mi parte, reconociendo su presencia. Y sin embargo, siempre estuvo cerca, bellísima, la más divertida, la más cariñosa, la más amable, siempre fumando, siempre, siempre, y siempre cubriendo a todos con su manto de fiesta y convivencia. Recuerdo perfectamente su voz, altiva, clara, contundente. Mi madre, como sus hermanas, heredaron todos los atributos de María Cristina, bellísimas, las más divertidas, las mejores contadoras de historias, las más amables, algunas siempre fumando, otras no, lectoras voraces. La madre de mi abuela, la «abuelita chica», Concepción, de Celaya, vive en mis primeros recuerdos siempre igual, pequeñita, encorvada, con lentes, pelo blanco, siempre cocinando. Eso también lo heredaron, y yo con ellas. Pero no recuerdo su voz, nada, ni una palabra.
Mi abuela paterna, de nombre Beatriz, de Villanueva, Zacatecas, es un recuerdo nítido de dureza, un roble, una ceiba imbatible, del tipo de María Félix, Dolores Del Río, Lola Beltrán. Con esa voz, con ese porte y empuje, con esa presencia en el escenario de la vida. Viuda antes de cumplir 40, con 8 hijos (una hija entre ellos), tuvo que asumir la dirección general del universo y la galaxia. Y lo logró. Y también, siempre fumando, siempre, siempre. Su historia es otra película increíble que recorre el Siglo XX mexicano, del cine mudo y en blanco y negro, al color. Recuerdo con asombro todavía sus dotes para el relato incontenible, casi diría incontinente… y su memoria prodigiosa, con detalles para todo, recordando cada nombre y apellido de cada compañero de la escuela, cada vecina, cada amigo, cada cura. Ambas virtudes los heredó a toda su descendencia. Una verdadera enciclopedia de la vida de México y el mundo, plasmada en la memoria de una familia de tantas, pero muy singular.
Los abuelos, ausentes aunque presentes. El materno, de la Ciudad de México, músico, dandy, junior, irresponsable, Bon Vivant. Sus mejores y únicos logros, sus cuatro hijas y su hijo. Sin más. El paterno, un titán, médico, atleta, fundador de la primera selección nacional de futbol, pero muerto antes de cumplir 50 de un infarto fulminante, dejando una fila de hijos pequeños, nombrados bajo la tradición más clásica (Horacio, Orestes, René, Hugo, Boris, Walter y Ulises), y una hija (Concepción). Un abuelo presente en la memoria de sus hijos. Una leyenda nacida en Huasca de Ocampo.
Ambas familias, comandadas por mujeres, orilladas a darle la vuelta al mundo para crear un nuevo orden en el que cupieran sus hijas y sus hijos, y un inmenso árbol de orígenes detrás de ellas, de Zacatecas a Hidalgo, pasando por Celaya, por Córdova y la Ciudad de México, y un pueblito cercano a Barcelona, minúsculo, Prats de Yusanés. Historias de fantasmas, de guerrilleros, de curas y seminaristas, de libreros y de artistas, de policías y ladrones, de espías y de romances imposibles. Todas las variables del universo reunidas en dos familias, que bien podrían ser el teatro de «Una familia de tantas», de Alejandro Galindo, o «Los hijos de don Venancio», de Joaquín Pardavé, otra historia de familias y futbol, de orígenes (Asturias vs. Atlante, los ricos vs los pobres). Tal vez ahí se fijó en mi memoria ser un fanático azulgrana, desde entonces.
Dígame, amable señora, ¿cuál es el recuerdo más antiguo que tiene de su casa familiar, de cuando era muy pequeña, es suyo ese recuerdo, o lo recuerda porque lo ha repetido y lo ha contado incontables ocasiones, y tal vez no lo vivió… y sin embargo lo recuerda? ¿Importa si lo vivió realmente? Al final lo está viviendo cada vez que lo trae a su memoria, la hace feliz, o le causa tristeza, melancolía, nostalgia… ¿De quién ese esa memoria? ¿Importa? ¿O lo que realmente importa es que se mantenga viva?
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