Es Maestro en Políticas Públicas por la Universidad Autónoma Metropolitana, Licenciado en Psicología, y estudió la Especialidad en Administración por la Universidad Nacional Autónoma de México. Cuenta con Diplomados en Políticas Públicas y Evaluación (CIDE); Nueva Gerencia Pública y Política Social (UIA)/The University of Chicago; Mercadotecnia Política (ITAM), Política Comparada (CEPCOM).
En el ámbito laboral, es Director de Evaluación del Desempeño y Desarrollo en la Secretaría de la Función Pública desde 2003, siendo responsable de diversos subsistemas de recursos humanos y del servicio profesional de carrera federal. También ha participado como consultor y asesor en materia de Servicios de Carrera, Evaluación, Planeación Estratégica, Evaluación de Programas y Proyectos, Desarrollo Organizacional, Desarrollo de Recursos Humanos, Profesionalización y en Estudios de Mercadotecnia Comercial y Política.
Fue Director Generl Adjunto de Cooperación Técnica con Estados (en materia de Planeación, Diseño y Evaluación de Programas Sociales en la Secretaría de Desarrollo Social; Subdirector de Evaluación, Promoción e Incentivos en el Instituto Federal Electoral y Secretario de Servicio Social y Bolsa de Trabajo en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En el ámbito académico, ha sido profesor a nivel Técnico, Licenciatura y Maestría en varias universidades públicas y privadas: INAP, ITESM, UNAM, Ibero, ITESM, CIDE, Anáhuac del Sur, La Salle, EAPCDMX, Institutos Estatales, entre otros.
Tiene diversas publicaciones y ha sido ponente en la impartición de cursos, talleres, foros, seminarios y diplomados en Instituciones del sector público, privado, nacionales e internacionales. Ha sido integrante de Comités Asesores y Editoriales, así como dictaminador de diversas publicaciones en materia social y administrativa.
Escrito con imágenes personales en el que se describen las sensaciones, pensamientos y recuerdos que despertó en mí el conocimiento de los resultados de ancestría genética. Son imágenes mentales y visuales generales en forma de texto y de fotografías en collage que buscan representar la mezcla que me dio origen a partir de la dispersión de siglos que vivieron mis ancestros y de cómo me fueron integrando a retazos. El texto es introspectivo y describe lo que considero que pudieron haber vivido o sentido en algún momento mis padres, mis abuelos y sus antiguos parientes y cómo ello se transmite a través de las sucesivas generaciones, siendo yo una muestra de ello.
Miradas familiares
Quem será por nós,
quem?
ainda nos corre nas veias
um sangue de desejo feito grito.
Quem é por nós
é quem insaciavelmente grita.
Quem grita diz: estou aqui,
sou um pedaço de Universo!
Ângelo Rodríguez, Port.
Desde que tengo conciencia, me he preguntado todo el tiempo por qué miro todos los días al cielo cuando es de noche y al horizonte cuando voy al mar. Nunca lo he sabido con certeza, pero siento que busco el núcleo de dónde vengo y tal vez vislumbrar un poco hacia dónde voy.
Hoy que conozco los resultados de mi ancestría genética y cómo se han distribuido los genes de mis antecesores por tantas regiones geográficas me queda claro que mi búsqueda es nostálgica (como si alguna no lo fuera) y ya no sólo se refiere a la inasible indagación filosófica, metafísica o cúantica de los orígenes del todo, sino a la concreta, determinada y simple historia de mi origen individual, obra aventurada y aventurera de mis ancestros inmediatos y fruto a su vez de nuestros ancestros sucesivos.
Mi padre, a su pesar, fue un hombre que buscó el arraigo que le quitó una vida que le fue llevando de un lado a otro sin permitirle encontrar un lugar donde plantarse para echar raíces. Al menos eso es lo que tiendo a suponer porque las imágenes que se conservan de él siempre lo muestran teniendo en la mirada la melancolía y el deseo de estar en algún lado que no nunca es su presente o acaso presiente que perdió algo en algún lado… cuando miro esas fotografías y las comparo con Doña Lourdes, su madre y mi abuela y no puedo evitar reconocer que es la misma mirada de ella…
Esa mirada y esa nostalgia me las heredó.
Con ellas puedo mirar al pasado y encontrar un soporte que me guíe muy adentro de mi ser para volver a vivir todos los pasados ancestrales que me conforman.
Mi madre también fue un ser errante, al menos hasta su juventud adulta, cundo el peso de un hijo, éste que soy, la terminó por asentar junto con el yugo materno, y el destierro físico lo cambio por el destierro a su cordura…
Porque en su vida real siempre vivió atada.
Por eso su mente se separó del cuerpo anclado y se fue para seguir vagando en el mundo mágico que construyó para sí. Ella también miraba al cielo como yo
Las familias de mis abuelos paternos no se mezclaban con personas que no fueran similares a los de su entorno (y no me refiero a la raza porque mi abuelo si debió arrastrar herencias del centro y sur de México). Ellos buscaban, más bien, conservar y promover lo que consideraban su buen nombre, y eso limitó la variabilidad que podía haberles dado más diversidad, pero así era o sigue siendo su medio, su comunidad es muy conservadora y son hoy los hijos quienes han podido, felizmente, abrirse al mundo un poco más.
Al final de cuentas, el que se hayan mantenido así: aglutinados alrededor de los patriarcas y matriarcas, le ha dado ventajas y seguridad a esa parte de mi familia. De ellos puedo explicarme de dónde proviene una parte sustantiva de mi herencia cultural, el gusto por el azul del mediterráneo, la adicción al pan de dulce, al queso y al vino. Y aunque no heredé el color de sus ojos aceitunados si pude hacerme plenamente de la profundidad de su mirada…
Otro mundo representaba mi familia materna…
La abuela materna era de los Altos y tenía la sangre de los migrantes europeos del norte de España que llegaron a formar rancherías o buscar minerales en la zona del Bajío desde la época colonial (no comparto la idea de que provenga de las colonias sefardíes o francesas perdidas en México en las guerras de los mil ochocientos… pues su cocina la delataba…). Pero eso sí: aunque mi abuela era blanca, muy blanca y con ojos azules, se enamoró de un mestizo nativo del altiplano mexicano de rasgos afilados hecho a base de carbón, tierra de labranza y sol a plomo. Juntos se fueron a la Bola y juntos después vivieron la defensa de Cristo Rey… y también el destierro…
El color de mi madre era el color de su padre, sus destierros se parecen.
Y así las cosas: es claro que la historia de mis familias es la historia de sus genes y de los viajes de sus genes por el mundo. Yo no soy artista, pero ahora ya me siento obra, una obra moldeada por milenios, una obra como lo somos todos….
Por ejemplo, la herencia que representa mi piel me gusta, no es blanca, ni negra, ni amarilla ni cobriza, tiene tintes rojizos de esos que hacen decir que es apiñonada, y a la luz es como si los ocasos la hubiesen entintado, se adapta rápido al color combinado de sol, agua y sal….